GARROBERO
es el apelativo que recibimos los nativos de Esparza, segundo cantón de
la Provincia de Puntarenas (Costa Rica), debido a la antigua abundancia
de garrobos (Ctenosaura similis), también llamados popularmente “gallina’e palo”, por el sabor de su carne, muy similar al de esa ave de corral.
Antaño, dichos reptiles proliferaban a lo largo y ancho de nuestro cantón, especialmente en los “playones” (orillas) de los ríos. Perseguidos y cazados por su gustosa carne, fueron –literalmente- arrasados de la faz cantonal.
Actualmente, se les suele ver –en cantidades cada vez mayores- “tomando el sol” en los techos, viviendo en los “cielorrasos” (entretechos) de las casas y edificios, así como en los árboles aledaños a éstos. Tal cercanía ha operado el milagro de que se les aprecie –ya no como “bocatto di cardinale”/pecatto grosso” de la cultura gastronómica esparzana, sino como sui generis mascota familiar, a las que se les debe consentir…
La sopa o consomé de garrobo es un alimento exquisito y reconstituyente poderoso (según la creencia popular capaz de "levantar muertos") es el "consomé de garrobo" (el garrobo es un reptil similar a la iguana que mide en torno al medio metro). Estamos pues ante una receta muy original pero que es muy difícil encontrar fuera de Honduras y Centroamérica.
El garrobo es considerado como un alimento muy saludable y nutritivo, es bastante rico en proteínas y al parecer, con bajo contenido de colesterol. Su principal fama le viene como "energizante natural". Los partidarios acérrimos del garrobo sostienen que su ingesta incluso posee "efectos curativos contra las enfermedades cancerígenas", y para colmo, además, atesora propiedades afrodisíacas.
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