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En Cariari, se posaron los ojos del Almirante (Colón); allí hubo trueque de gargantillas de cuentas de colorines por bellos objetos de oro, pero no puede decirse, con razón, que por allí hizo entrada el progreso europeo al interior del país. Hubo de pasar mucho tiempo, hasta que la visión del Presidente don Tomás Guardia comenzara a ensayar la unión ferrocarrilera entre la bahía de Limón y San José, entre Limón y Reventazón, en 1879; el trayecto Reventazón-Río Sucio, que se proyectó completar con la Carretera Carrillo, de la margen derecha del río Macho hasta la margen izquierda del río Sucio, contratada por Mr. Keith y la firma Fernández Tristán (1881).
En Cariari, se posaron los ojos del Almirante (Colón); allí hubo trueque de gargantillas de cuentas de colorines por bellos objetos de oro, pero no puede decirse, con razón, que por allí hizo entrada el progreso europeo al interior del país. Hubo de pasar mucho tiempo, hasta que la visión del Presidente don Tomás Guardia comenzara a ensayar la unión ferrocarrilera entre la bahía de Limón y San José, entre Limón y Reventazón, en 1879; el trayecto Reventazón-Río Sucio, que se proyectó completar con la Carretera Carrillo, de la margen derecha del río Macho hasta la margen izquierda del río Sucio, contratada por Mr. Keith y la firma Fernández Tristán (1881).
Fue una gran
aventura la de guardia iniciar tres tramos de ferrocarril al tiempo: la
División Central, la División del Atlántico y la División del Pacífico, lo que
significaba un desembolso, en el presupuesto nacional, de más de ocho mil pesos
mensuales, solamente en (salarios del) personal.
Queda
demostrada la importancia de Esparta y justificado cualquier desembolso del
Estado, para conmemorar dignamente su cuarto centenario de existencia.
Tomar tal disposición es reconocer que por el
Pacífico hizo su primera entrada la civilización europea al interior de Costa
Rica.
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